Energía solar y oficinas verdes: la apuesta de los grandes
29 noviembre, 2016El Programa RenovAr Ronda 1.5 de Argentina
1 diciembre, 2016“La tendencia es evidente: el acceso vence la posesión. El acceso es mejor que la propiedad”
Kevin Kelly
Hace poco nos encontramos con un término que reúne muchas prácticas, de las que hemos hablado en La Guía Solar, alrededor de reducir el híperconsumo; se trata del Consumo Colaborativo.
El Consumo Colaborativo se puede definir entonces como la manera de compartir, intercambiar, prestar, alquilar y regalar, re-definida a través de la tecnología moderna y las comunidades.
¿Por qué re-definida? porque en este caso prima más el acceso que la propiedad. Entonces, a partir de esta nueva tendencia y con la ayuda de la digitalización de los contenidos como fotografías, vídeos, música, nos damos cuenta que mientras podamos acceder a lo que necesitamos, estaremos satisfechos.
Según Rachel Botsman – Líder del pensamiento global sobre el poder de la colaboración y el intercambio – el Consumo Colaborativo es una fuerza cultural y económico que no solo reinventa lo que consumimos sino como lo consumimos.
Compartir/ Dejar / Alquilar
Este movimiento basado en compartir / dejar / alquilar no es una idea nueva. Como explicábamos en nuestro artículo sobre el Decrecimiento, lo que busca el Consumo Colaborativo es regresar a los valores esenciales a través de la construcción de un valor alrededor de la comunidad.
De la teoría a la práctica
Hay muchos ejemplos que aplican el consumo colaborativo, incluso para los que consultamos frecuentemente Internet, sin darnos cuenta estamos conectados con este modelo.
Veamos algunos ejemplos en 3 categorías que agrupó Rachel Botsman:
Mercado de distribución
Plataformas como Mercado Libre, AirBNB permiten gestionar la distribución de productos nuevos o usados sin necesidad de intermediarios.
Estilo de vida colaborativo
Couchsurfing es un buen ejemplo de estilo de vida colaborativo. A través de una plataforma digital los viajeros pueden intercambiar alojamiento en casa de gente no conocidas previamente sin intercambio de dinero.
Lo interesante de este proyecto es que no en todos los casos hay un intercambio de “sofás” también conecta a personas de todo el mundo y las reúne para intercambiar conocimientos (aprender inglés, clases de yoga).
Sistema de servicio de producto
¿Ya han oído hablar de Netflix? Está plataforma permite a sus usuarios disfrutar de películas, series o documentales en streaming.
Por otro lado están las plataformas de Crowdfunding como Idea.me que permiten a una persona fundar un proyecto con recursos de personas de cualquier parte del mundo a través de un modelo de autogestión. En Latinoamérica por ejemplo el aporte de fondos conseguidos por este tipo de plataformas es de 5.6 millones de dólares.
Huertas solares comunitarias
Compartir energía solar con una comunidad hace parte de las nuevas y eficientes dinámicas de economía colaborativa.
En países como Estados Unidos y España existen grupos de personas que deciden independizarse de la red eléctrica a través de una huerta solar,compartiendo los gastos de instalación de un sistema de energía solar y recibiendo los innumerables beneficios de la energía fotovoltaica.
Fuentes: